1.- Costumbres que se remontan a generaciones

Al inicio del otoño y año tras año

Lo recordamos de nuestro abuelos que, cuando éramos niños, nos despertaban pronto para recoger endrinas en los montes cercanos a nuestro pueblo riojano de Ojacastro. Toda la familia participaba y a los más pequeños nos daban un «jornal» por la labor. Luego los mayores preparaban bien la fruta para macerar con los mejores alcoholes y el gusto particular de cada uno. Año tras año, desde que tenemos memoria de nuestro abuelo Gonzalo y luego nuestro padre Manolo que nos han ido transmitiendo la ilusión de producir extraordinarios pacharanes caseros. Algo que, ya de mayores, comprendemos que es equivalente a animar buenas sobremesas entre familiares y amigos. A discusiones sobre las distintas recetas y, también, una manera de compartir.
2.- 2020: El año del gran parón

Interrupción temporal de la tradición

Un horrible año que no olvidaremos por la desgracia social, sanitaria y económica que trajo y que afectó todo. Para mal. Y que nos impidió trasladarnos a nuestro pueblo a principios de octubre como cada año para recoger las endrinas e iniciar el proceso ininterrumpido desde décadas. No sabríamos cuántas.

Afortunadamente contábamos todavía con muchas botellas de nuestro pacharán cosecha 2019 y que, después del largo proceso de maceración al que le sometemos debido a las muy bajas temperaturas del invierno, embotellamos a finales de julio de ese año 2020.

Pero ya sabíamos que el parón nos llevaría a consumirlas más selectivamente. Incluso comprar botellas de producción industrial. Quién lo iba a decir!

3.- Y en verano 2021 nos decidimos con esta iniciativa

Convertirnos en unos años en referente del Pacharán

Después de una comida familiar en nuestro pueblo compartiendo sobremesa con pacharanes industriales de sabor y aroma muy diferentes a los caseros, nos propusimos el reto de hacer un Pacharán de referencia con la misma receta y cuidado de éstos. Una producción pequeña pero que permitiera sacar algunas botellas a la venta para compartirlo más allá de nuestra familia y amigos. El nombre elegido sería el de nuestra casa familiar del pueblo «Prado Molino». Sonaba bien aquello. Muy bien. Y nos pusimos a ello
4.- Y empezamos a aprender algunas cosas

Descubriendo detalles sorprendentes

Contactamos con Miguel Martínez de las maravillosas y centenarias Destilerías Picuezo. Las que siempre, y durante generaciones, nos han provisto de los anisados y aguardientes para hacer unas producciones caseras. No podíamos llamar a ningún otro industrial para hacerlo.

Rápidamente nos desalentaron de producir nuestros propios destilados por total complejidad burocrática e inviabilidad económica. Y nos ofreció dejarnos un espacio para nuestro proyecto. Siendo él responsable de la producción y nosotros de la receta. La misma que hemos seguido en los últimos años. Gracias Miguel por el apoyo y enseñanzas.

Y comenzamos un proceso de aprendizaje al respecto de la producción de pacharán desde el punto de vista industrial que desconocíamos completamente. Entre otras cosas nos dijeron que nuestro Pacharán casero tenía «solo» 19º y que el reglamento exigía al menos 25º para denominarte Pacharán. Estos reguladores…. De manera que, si verdaderamente queríamos emular nuestra receta, deberíamos denominarnos Licor de Endrinas. Ningún problema! Así lo haríamos.

Posteriormente pensamos también producir Pacharán de al menos 25º. Así podríamos comparar con justicia las reales diferencias de sabor, olor y color con análogos procesos de maceración y de calidad y preparación de endrina. Este aprendizaje esperamos continúe cosecha a cosecha desde ahora. Para mejorar año tras año.

5.- Mientras llega la cosecha, catamos con familiares y amigos

Catas de manera recurrente: Evolución y risas

Y, para comprobar que nuestra producción casera que pretendemos emular era claramente mejor que los pacharanes industriales, decidimos organizar catas a ciegas con amigos y conocidos. Usando las últimas botellas que conservábamos de la cosecha de 2019 que aún conservaba todo su color, olor y sabor.

Para la primera cata celebrada en agosto en Ezcaray (La Rioja) participaron 7 personas y pusimos en liza a 2 pacharanes Premium (ambos de 25º) con nuestro casero (de 19º). Resultado: 7 de 7 votos favorables al nuestro. BIEN! Empezamos muy bien! Necesitábamos ese input para entender que el nombre no importa tanto como los hechos. Licor de endrinas. Y a mucha honra! Poca duda quedaba de que gusta mucho más que el Pacharán industrial.

Para la segunda cata, celebrada en Madrid, lo pusimos más difícil al poner en liza a nuestro pacharán, otro casero de un amigo y cuatro pacharanes industriales. Dos de ellos premium y dos más normalitos. Pero esta vez, en dos rondas y a puntuar entre mejor 1 (mejor), 2 (2º) y 3 (3º). De nuevo el resultado fue claramente favorable al producto casero.

Y cuando esté lista nuestra producción de la cosecha 2021 allá por junio, volveremos a organizar catas como mejor manera de compararte y de paso reírte en buena compañía.

6.- Y el 10 del 10 comienza todo (año 2021)

Mucha paciencia para que la fruta y los licores se complementen

Por fin ya teníamos nuestros pequeños depósitos de acero inoxidable y los anisados y orujos listos para cuando la endrina estuviera en su estado óptimo de madurez. Ahora «sólo» teníamos que recoger entre 350 y 400 kg de la mejor fruta para iniciar la maceración. Los hicimos el 10 de octubre en la finca de nuestro amigo Angel de Autol. Entre la familia y unas pocas manos más que nos acompañaron de Ezcaray. Un día muy intenso de trabajo que estamos seguros merecerá la pena.
7.- Y no es más que el principio

Nuestro objetivo es mejorar en cada cosecha

Lo limitado de la producción refleja el nulo interés económico de nuestra iniciativa. Sólo pretendemos pasarlo bien, aprender y, sobre todo, hacer un pacharán que cada año sea mejor. Como lo hemos hecho siempre en casa. Y darlo a conocer un poco más allá de nuestros familiares y amigos. Con una producción muy exclusiva de Pacharanes y licor de endrinas hechos con el cariño y esmero que mi familia ha puesto durante generaciones en nuestra producción casera. Estamos seguros que esta primera producción saldrá muy muy buena. Sin duda. Pero también de que cada año nos superaremos. Y que algún día será referencia de máximo sabor, color y olor. Muy por encima de los industriales de producción masiva.

También nos gustaría que, con el tiempo, la barrera entre la denominación Pacharán y Licor de endrinas que se impone por regulación por una simple cuestión de graduación alcohólica desapareciera algún día. La calidad no está en la graduación sino en los procesos, calidad y preparación de la endrina y los licores que utilizamos. Nos parece absurda la norma. Entre otras cosas porque, para la inmensa mayoría de pacharanes careros con cantidad y calidad de endrina y maceraciones largas, el grado alcohólico baja considerablemente de esa cifra de 25º que establecen. Una contradicción.